Sobre símbolos y otras rarezas

Una de las cosas que más nos irritan a los lingüistas es que la gente suele creer que nos dedicamos tan solo a la ortografía. “¿Cómo se escribe UNO, con hache o sin hache?”, te preguntan como quien pregunta al carpintero, “¿Oiga, jefe, aquí pondría un tornillo del seis o del siete?” Tu autoridad les parece indiscutible y, por eso, cuando les dices que se puede escribir de las dos maneras, por ejemplo en uno era un huno, te miran como si te hubieras vuelto loco o como si te estuvieras quedando con ellos. También llevan muy mal lo de el acerbo acervo de la nación y todavía peor eso de que arpa también se pueda escribir harpa sin que pase nada.

Pero, cuidado, más vale que los lingüistas frikis no se confíen porque para la gente del común nuestra autoridad acaba aquí. Si la cosa va de toponimia –una extraña afición del personal–, siempre habrá quien sostenga impertérrito que Tortosa viene de tort + ossa, porque la capital del Baix Ebre estaba llena de osas que arreglaban entuertos; eso cuando no se cruza un aficionado nacionalista, como uno que sostiene que viene del Tartessos de la Biblia y que el mítico rey Argantonio en realidad era Argantoni o sea Argentoni o sea argenter o sea el Banco de Sabadell. Tampoco nos respetan ni pizca en temas de historia de la lengua: no te molestes en jurarles y perjurarles que el valenciano es la misma lengua que el catalán porque siempre habrá quien sostenga que las palabras de uno y otro son muy diferentes, que no entiende a los de la otra región y que todo es el resultado de una conspiración (también habría podido decir que no respetan a los del otro país, pero no rimaba). En tiempos revueltos como los que vivimos lo más prudente es que los lingüistas frikis se dediquen a la papiroflexia, que aunque no tiene que ver con las letras, por lo menos se ocupa de su antiguo soporte.

Sin embargo, donde de verdad se nos niega el pan y la sal a los lingüistas es en cuestiones semióticas. A ver si nos entendemos: el lenguaje no son solo los sonidos ni las palabras ni las frases, también incluye gestos, muecas y otros signos no verbales, Cuando uno se pasea por la India y le pregunta a un taxista, pasándole una tarjeta con la dirección del hotel por delante de los ojos (es lo que los españoles solemos entender por “inglés”), si puede llevarle allí, lo normal es que el conductor mueva sonriente la cabeza a izquierda y derecha: bueno, pues por sorprendente que parezca, no nos está diciendo no, sino sí. Los lingüistas deberíamos estudiar estos gestos y la gente debería atender a nuestras explicaciones. Lo digo con pocas esperanzas de que llegue a ser así.
No todas las administraciones son igual de insensibles en relación con estos temas. Las hay, como el gobierno francés (ley Toubon), que ponen multas a los ciudadanos que hacen faltas de ortografía o emplean solecismos, y las hay, como la valenciana que, acaba de aprobar una ley de símbolos. Ahí queda eso:

Artículo 6 Reconocimiento de las señas de identidad del pueblo valenciano
Se reconocen como señas de identidad del pueblo valenciano:
i) La música y los instrumentos tradicionales valencianos.
j) Las bandas de música y las sociedades musicales de la Comunitat Valenciana.
l) Los deportes autóctonos de la pelota valenciana y la colombicultura, así como los tradicionales en la Comunitat Valenciana y, de forma especial, el tiro y arrastre y la vela latina.
m) Las fiestas tradicionales de la Comunitat Valenciana, en especial, las Fallas; las Hogueras de San Juan; la Magdalena y los Moros y Cristianos, así como el arte pirotécnico.
n) Los festejos taurinos tradicionales de la Comunitat Valenciana (bous al carrer).
o) Las manifestaciones religiosas arraigadas en la tradición de la Comunitat Valenciana.
p) La gastronomía y los productos autóctonos de la Comunitat Valenciana.

Impresionante. La verdad es que el próximo gobierno valenciano lo va a tener crudo como no sea de la misma cuerda. A ver quién es el guapo que se permite frivolizar en un mitin insinuando que en Fallas lo más prudente es salir huyendo, que el arnadí es un postre indigesto, que los bous al carrer son una forma de torturar a los animales, que la música de dolçaina es una verdadera murga y así hasta medio centenar de símbolos. Pocas bromas con este asunto: resulta que si has pedido una subvención y te pillan menospreciando un símbolo, te la cargas. La ley crea un Observatorio de señas de identidad entre cuyas funciones está la de (Art. 26, c):

“Formular, de oficio o previa denuncia, petición razonada al órgano que sea competente para que, en su caso, adopte el acuerdo de inicio del procedimiento a fin de determinar la pérdida del derecho al cobro de una subvención por parte de la persona física o jurídica beneficiaria, o bien de exigirle su reintegro, cuando se trate de subvenciones otorgadas por los sujetos incluidos en el sector público valenciano y se aprecie que el objeto de la actividad subvencionada suponga un agravio o menosprecio manifiesto contra las señas de identidad del pueblo valenciano reconocidas en esta ley”.

El problema es qué se entiende por “menosprecio”. Vale, las fallas, la paella, las alpargatas (espardenyes), las bandas de música, los bous al carrer (toro embolado), los moros y cristianos o las fiestas religiosas son intocables. Pero las cosas no son tan simples. Por ejemplo: ¿La paella se puede comer o no? Para mí que está muy feo comerse una seña de identidad, eso sería peor que morderse las uñas, casi parece como si los hindúes de religión brahamánica celebrasen la fiesta de Shiva zampándose una vaca. Otro ejemplo: supongo que con “manifestaciones religiosas arraigadas” se refieren a los altares de San Vicent, donde los moros son malos, pero si es así, ¿qué hacemos con los moros de Alcoy, que resulta que son los papeles que todo el mundo desea representar?: la gente ha resuelto el dilema fumándose un enorme veguero mientras desfila con turbante –ellos– o contoneándose ligeras de ropa –ellas– mientras se tapan la cara con un velo: no es mala solución. Y a la tercera va la vencida: ¿cómo se pueden honrar los instrumentos musicales y las bandas de música si esta gente ha conseguido hundir –metafóricamente– la orquesta de cámara y hasta el teatro de la ópera –literalmente?: bueno, también han mejorado la educación suprimiendo centros y han puesto la Sanidad donde le corresponde, es decir, en la UCI, así que les pilla entrenados.

En el pasado blog hablábamos de las palabras feas y del peligro de que la gente te mirase con severidad, imponiéndote silencio, o te hiciese el vacío por zafio, grosero y patán. Ahora es mucho peor, lo que tenemos no son palabras, sino señas identitarias con referente comprometido. Y no se crea que el gobierno valenciano es el único, ni siquiera el más peligroso. Al fin y al cabo, lo que ha hecho se parece bastante al ridículo. Otros –y no señalo a nadie– hacen lo mismo, pero sin ley de señas de identidad, simplemente las exhiben a todas horas metiéndotelas como un supositorio. Y a vivir, que son dos días.

3 Comentarios

  1. Fernando Romo Feito escribió:

    No sé si tiene algo que ver, pero según el observatorio de la SER, el PP volvería a tener mayoría, aunque no absoluta, en el País. Ahora se entiende: son los que mejor han sabido interpretar el alma del pueblo, que decían los románticos.

    24/04/2015
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    • Ángel escribió:

      Y tanto, Fernando. Por cierto: ese «el País» (gracias por huir de la tontuna de el Estado), ¿incluye el otro «El País», otrora crítico con el PP hasta que lo compró?

      28/04/2015
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  2. Baturrico escribió:

    Esto me preocupa. Nosotros en la facultad de Física recibimos subvención para investigar de la GV, incluso mi beca de doctorado fue financiada por tan ilustre institución. El caso es que nosotros utilizamos la teoría de la relatividad general de la que se deduce ley de la gravedad en nuestros trabajos científicos, e incluso agradecemos la financiación a la propia GV al final de nuestros artículos. La ley de la gravitación universal contradice a los milagros de San Vicente (y a otros cientos de místicos, que levitaron o detuvieron cuerpos en caída libre). ¿Hemos de temer ser castigados por nuestra herejía, por defender que la tierra no es el centro del universo, de afirmar como Newton que las leyes naturales que rigen en los cielos también rigen en nuestra impura Tierra? ¿Estamos ofendiendo los símbolos y la identidad valencianas con nuestra impía ciencia? Que el Altísimo nos coja confesados.

    18/05/2015
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