(Grabado de Gustavo Doré)
Estos políticos nuestros andan azacanados intentando llevarse al huerto al personal. Vale, me han votado –deben de pensar–, pero ¿volverán a hacerlo? No les falta razón. Nunca había habido unas elecciones generales tan próximas a las autonómicas y municipales y encima tan importantes. Lo normal era que te engañasen para varios años y se dispusiesen a gozar tranquilamente del botín en la confianza de que tu estupidez y tu facilidad de olvido hiciesen el resto. Es como el/la sinvergüenza que burla a su pareja largándose con otra persona y sabe que, después de correrse la gran juerga, podrá volver al hogar y representar la escena del perdón entre lágrimas y expresiones muy sentidas. Una semana, hasta un día después de que te hayan pillado in fraganti, aún cuela; un minuto más tarde, lo más probable es que te crucen la cara.
Bueno, pues nuestros políticos, igual. Parecía que todo iba a cambiar y ya los tenemos con los tacticismos de siempre, con las frases estereotipadas de costumbre, con su indisimulado afán de poder disfrazado de lagarterana. Como a los votantes se nos caiga la venda del embeleco, puede pasar cualquier cosa. Que los emergentes se vuelvan a sumergir, que los de la casta se hagan castizos y hasta que los corruptos terminen por corromper a todo bicho viviente y ya no haya manera de distinguir unos de otros. Los periodistas han cumplido con su obligación denunciando lo que pasaba, pero ahora los veo desorientados porque no comprenden que la gente es siempre igual y que, aunque no conozcan tan apenas a los nuevos, su comportamiento resulta predecible y clasificable.
¿De verdad existe un inventario de comportamientos humanos del que podamos echar mano para guardarnos las espaldas? Y tanto, lo que ocurre es que no está en la Wikipedia, con lo que a los votantes de ahora se nos pone cara de tonto porque nos quedamos sin recursos. Si tienes un dolor en el costado o si te ofrecen una inversión segura a cinco años, ningún problema, acudes a San Google y te resuelve la duda ipso facto, pero cuando un tipo te dice que si lo vuelves a votar te dará el oro y el moro te quedas perplejo. Al fin y al cabo, el oro aún no lo tocas y en cuanto al moro no sabes si se refiere a ese señor tan feo que ha proclamado el Catexit o al concejal madrileño de la barba que tuvo que dimitir por una polución involuntaria de tuits.
Pues, fíjense, los lingüistas frikis lo tenemos claro: toda lo que se puede saber sobre la conducta humana está en los refranes. Don Quijote se enfadaba con Sancho porque este se pasaba el día soltando un refrán detrás de otro: “Sesenta mil Sataneses te lleven a ti y a tus refranes; una hora ha que los estás ensartando y dándome con cada uno tragos de tormenta… Dime: ¿Dónde los hallas, ignorante; o cómo los aplicas, mentecato? Que para decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase.» Era injusto con él: «Por Dios, señor nuestro amo, replicó Sancho, que vuestra merced se queja de bien pocas cosas. ¿A qué diablos se pudre de que yo me sirva de mi hacienda, que ninguna otra tengo, ni otro caudal alguno, sino refranes y más refranes?». Así es. Los desvalidos votantes no tenemos más tesoro que la sabiduría popular que encierran los refranes y habrá que administrarla bien si no queremos pasarnos otros cuatro años con una mano delante y otra detrás.
Por ejemplo, a ese señor tan serio que parece que antes no se dignaba ni contestar a los periodistas y al que de repente le ha entrado una pasión comunicadora que roza la promiscuidad, le podríamos decir tranquilamente que a buenas horas mangas verdes. A ese guaperas que gusta de rodearse de muchos metros cuadrados de bandera mientras besa modosamente a su legítima entre aplausos ensordecedores, habrá más de uno que le recuerde que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Al chico de la coleta, que ahora quiere parecer respetable y hacerse perdonar sus pecadillos de juventud con bolivarianos, filoetarras y demás gente de mal vivir, le dirán, sin duda, que el que tuvo, retuvo. Al otro chico de esta historia, el de la corbata con cara de bueno, le objetarán que pacte a diestra y siniestra porque dime con quién andas y te diré a quién te pareces. En cuanto al hierático líder del pueblo elegido, ese que anda mareando la perdiz con distinciones sutiles entre la llista del president y la llista amb el president, seguro que alguno le echará en cara que se haya tirado al monte al grito de más vale solo que mal acompañado. Muchos lo compararán con el líder del otro pueblo elegido, al que más de un exaltado le reprocha que haya optado por más vale pájaro en mano que ciento volando. Y, en fin, hasta los que cosecharon calabazas en junio tendrán que aguantar pacientemente que en el examen de septiembre les recuerden que a perro flaco todo son pulgas y que la suerte de la fea la guapa la desea.
No es posible pensar libremente, en cuanto empezamos a perfilar una idea en la mente, se nos cruza un refrán y le da forma definitiva. Esto tiene una parte buena y otra mala: la buena que es muy fácil hacerse entender porque los interlocutores conocen lo que les íbamos a decir de antemano; la mala que a todos nos encasillan en un papel del que resulta muy difícil escapar. Como ya estamos en verano, me voy a tomar un descanso hasta la vuelta de las vacaciones estivales. Las dedicaré a meditar sobre estas rarezas a ver si puedo mejorar la originalidad del blog. Aunque lo dudo. Para muestra, basta un botón y más claro, agua. Pero no quiero tirar la piedra y esconder la mano. Hablar sin usar refranes es como buscar una aguja en un pajar, así que conténtense con esta entrada del blog porque no hay más cera que la que arde. Que lo pasen bien y no olviden que de Virgen a Virgen los sesos se derriten. ¿Qué me dicen, que no saben qué fechas son estas? Pues el Carmen (16 de julio) y la Asunción (15 de agosto), of course. ¿Será posible que se parezcan más a don Quijote que a Sancho?
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